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Té Blanco

El té blanco es el más delicado de todos, de una elevada calidad.

 

OBTENCIÓN

Este té se prepara con las primeros brotes de la planta, echados en primavera. Para permitir su conversión en hojas tras un largo invierno, estos brotes reciben una cantidad muy elevada de nutrientes, entre los que destaca la glucosa. Además están recubiertos de unas vellosidades llamadas "pekoe" que las protegen de las picaduras de los insectos y del Sol. 

 

HISTORIA

El té blanco fue obtenido inicialmente en la provincia de Fujián, en China, aunque actualmente muchas provincias y jardines lo elaboran, como Ceylan, Darjeeling o Hawaii.

 

CATA

Este tipo de té es suave, liviano, de poco cuerpo. A pesar de ello, tiene un sabor interesante y muy complejo. Su color, aportado por las vellosidades, es muy claro.

 

PROCESO DE ELABORACIÓN

El té blanco debe ser cosechado con mucho cuidado, debido a que únicamente queremos los brotes nuevos. Por eso se hace manualmente con unas tijeras, para seleccionar sólo la materia deseada. Además, debe hacerse con mucho cuidado para evitar que se rompan o se cascarillen, ya que queremos evitar la oxidación (y si se rompiese el tejido vegetal, se pondrían en contacto los sustratos susceptibles de oxidación y las enzimas que se encargan de ello).

En el té blanco no se realiza la fijación, que es el proceso por el que desactivaríamos la enzima oxidasa. De este modo, se obtiene un té con una leve oxidación suave y natural.

Finalmente llega el marchitado y secado, que se realiza en dos etapas: la primera, que dura 1 o 2 días, se hace al Sol, y la segunda, de duración un poco más larga, unos 3 o 4 días, se hace en una habitación oscura.

Después de esto, el té ya está preparado para envasar y consumir.

 

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